
Anita desde su blog Escribe fino, proponía este pasado viernes usar esta preciosa composición fotográfica de Emmet Sparling como excusa para escribir.
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Composición fotográfica de Emmet Sparling |
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Los ojos de Alika
Aterricé en Nigeria a finales de los ochenta, en un erial que a duras penas podría llamarse aeropuerto, bajo un sol abrasador y más decepcionado que ilusionado.
Mis primeros meses allí me convirtieron en un ser déspota y huraño. Como si aquellas pobres gentes tuvieran la culpa de mis desmanes en Europa, verdadero motivo de que padre me hubiera desterrado a aquellas tierras inhóspitas y hacerme un hombre, como me espetaba a cada ocasión, incluso por carta.
Sin embargo, de los más de quince años que viví en suelo nigeriano, apenas recuerdo nada. Y no se debe a mi edad ya un tanto avanzada, te lo aseguro, sino a que ella lo abarca todo.
La vi por primera vez, sentada a la puerta de la humilde chabola de su familia; mejor dicho, su luz me traspasó. Y frené en seco mi Bultaco Streaker, como si yo fuese el mismísimo Pablo de Tarso sufriendo su epifanía en el camino a Damasco.
Y es que nunca olvidaré los ojos de esa Alika adolescente, porque no eran verdes, ni marrones, ni dorados, sino todo a la vez.
Y observarla por unos instantes, se convirtió en mi principal afición de señorito extremeño petulante y resabiado. No importaba que atravesar su aldea supusiera varios kilómetros de más para las ruedas de mi vieja motocicleta.
Aquellos ojos eran la vida misma.
Contemplarlos era como sobrevolar simultáneamente a lomos de un águila, toda la geografía de Nigeria. Que ella posase su mirada sobre ti era a la vez sentir que tu corazón colapsa y que respiras tu primer aliento.
Alika era el todo y la nada. Tenía tanta luz…
Recuerdo perfectamente aquellas vetas oscuras en su iris que le habían concedido el apodo de ekùn (leopardo en idioma yoruba), aunque yo nunca la llamé así.
Para mí siempre era y será Alika, la hermosa niña de piel salvaje y sonrisa generosa. La mujer más bella del mundo y trece años más joven que yo, que bien podría ser la mismísima reencarnación de Ala, Oshún u Oyá/Iansã, diosas de la tradición nigeriana.
Y no soy un viejo verde y senil fabulando al contarte esto. Hazme caso: Alika llevaba impreso en esos ojos el misterio del Chappal Waddi. Y cuando los abría, contaba, incluso sin pretenderlo, los ecos ancestrales de su país y de aquella montaña.
Todo lo que hablaban sus ojos mágicos lo callaba el silencio de su mudez y su paraplejia desde 1996, tras aquel accidente en la mina de carbón.
Lo curioso es que mi arrogancia europea se arrodilló en cuanto la conocí. Y nunca más fui el mismo.
Aquel destierro impuesto, que comenzó siendo un castigo, fue la experiencia más maravillosa de mi vida.
De buena gana me hubiera convertido en cebra para que su belleza indómita de mujer felina me atrapase en sus fauces.
Pero el viento se la llevó consigo antes de declararle mi amor. Y aquí me tienes al borde de la muerte en la finca familiar de los míos con mi corazón desbocado añorándola como nunca.

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- Alika es un nombre femenino de origen africano que significa la más bella.
- La Bultaco Streaker fue uno de los modelos más vendidos de motocicletas durante la década de los ochenta.
- En Nigeria se hablan varios idiomas. El yòrubá o yoruba es uno de ellos.
- Algunas diosas nigerianas importantes son Ala (diosa de la tierra, fertilidad y moralidad de la mitología Igbo), Oshún (diosa del amor, la fertilidad y las aguas), Yemayá (diosa yoruba del mar y la maternidad) y Oyá/Iansã (diosa yoruba asociada al valor, el fuego y los vientos).
- El Chappal Waddi es el pico más alto de Nigeria con 2419 m de altura.
- Los cinco principales recursos de Nigeria son: el petróleo crudo, el gas natural, el carbón, el estaño y la columbita.
- El águila en Nigeria simboliza fuerza y poder. Aparece representada en el escudo de armas nacional.
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Alika guardaba en su mirada todo el misterio y la belleza de África.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato. Me ha gustado.
Muchísimas gracias, por visitarme, leer y comentar.
Eliminar¡Es un honor tenerte en mi blog y más que te haya gustado mi relato!
Un abrazo enorme.
Que hermosa historia de amor, muy bien narrada. Es fácil perderse en la historia y imaginar los paisajes nigerianos y los ojos de Alika. Me gusto la frase: “aquellos ojos eran la vida misma”. Una lástima el final muy triste saber que no pudo declararle su amor.
ResponderEliminarQue tengas un hermoso día!
Besos
¡Qué bien que haya conseguido que te sumerjas en el paisaje nigeriano!
EliminarMe alegra tenerte por aquí y que te haya gustado.
¡Feliz día a ti también, Ezequiel!
Un abrazo.
Muy lindo y misterios tu relato, estoy convencida de que en algún lugar habrá una Alika y esos ojos con los colores del otoño darán vida a quien los mire , será la luz que refleje sus días.
ResponderEliminarUn besote grande, feliz noche.
Muchas gracias, Campi.
Eliminar"Ojos con los colores del otoño", me ha encantado.
Un abrazo enorme.