Recibes una carta diciendo: ««Le comunicamos su próximo fallecimiento. Tendrá lugar el día tal de tal»».
¿Qué haría el/la protagonista de un relato de no más de 350 palabras (a poder ser) ante esa situación?
Sugerencias:
Investigar quién puede estar detrás en función del remite, que dejo a vuestra elección.
—El que a mi se me ocurre es «Academia de las malas artes», calle del Agüero 34, Ciudad LET, barrio AL. La carta la firma un/una tal Morta Delo/a. Pero esto es intencionado, para que parezca una broma. El desenlace podría ser otra cosa y, repito, el remitente lo ponéis vosotros, el que deseéis.
—O puede ser que el remitente sea un nuevo departamento de Sanidad del Estado que desde distintos medios de comunicación están informando que va a ocuparse de nuevas competencias en SALUD CIUDADANA.
Las opciones son múltiples y podéis escoger la que se os ocurra. La imaginación es libre.
OS ANIMO A PARTICIPAR, a que hagáis un esfuerzo por sacar tiempo y dediquéis un ratito de inspiración a escribir vuestras enriquecedoras historias.
El texto debe poder ser leído por personas de TODAS LAS EDADES.

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29 de febrero
Aquellas letras doradas con mis datos se destacaban sobre el fondo negro. El papel del sobre parecía de buena calidad y toda la puesta en escena invitaba a pensar en lujo y exclusividad. Mi imaginación hizo el resto: ya me veía con el sueldo Nescafé garantizado para los veinte próximos años. Y digamos que me pudieron las ganas de abrir la carta.
Pero la crudeza del primer párrafo me dejó catatónica por unos momentos y no seguí leyendo más allá de esas líneas:
«Rebeca, le comunicamos su próximo fallecimiento. Tendrá lugar el día 29 de febrero de 2028»
Y aquello que sonaba a broma de mal gusto, sobre todo por la fecha, me abrió los ojos. ¿Qué había logrado en la vida?, ¿De verdad había cumplido mis sueños?, ¿Dónde se quedaba mi anhelo de ser escritora y publicar mi propio poemario o un libro con cuentos infantiles?
Ese mismo día, 18 de noviembre, empecé a recopilar en un manuscrito algunos de mis poemas más queridos. Fueron semanas de actividad febril para registrar el libro y contactar con todas las editoriales habidas y por haber. Incluso diseñé varias versiones de la portada y realicé una encuesta entre mis allegados para comprobar cuál era la favorita.
Hoy la fecha anunciada en esa carta ―tengo enmarcado ese primer párrafo en la pared de mi despacho― está más próxima que nunca y sigo escupiendo poemas casi en cualquier momento y circunstancia. Lo mismo sucede con mis relatos infantiles. Aunque hubo muchos portazos y silencios ignorándome, ya voy por el segundo poemario y mi primer libro de cuentos infantiles sale mañana.
Sinceramente, no tengo miedo a que llegue ese 29 de febrero, porque ahora ya puedo decir que he cumplido todos mis sueños, los que se escriben con mayúsculas. Puedo morirme en paz. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?

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Jopetas vaya fechas ;-p
ResponderEliminarBesos desde Fuenla